Los Gunners formaron el pasado 1 de enero con Leno en el arco más tres centrales (Sokratis, Mustafi y Koscielny) dos carrileros (Maitland-Niles por derecha y Kolasinac por izquierda) dos volantes internos (Guendouzi y Xhaka) y tres atacantes (Aubameyang, Lacazette e Iwobi).
Al comienzo del primer tiempo hubo dos acciones similares: por izquierda, si Kolasinac conducía por dentro, Iwobi se pegaba a la raya y los delanteros se perfilaban hacia el área. Lo que ocurría es que los avances terminaban siendo previsibles ya que todos estaban marcados y nadie llegaba por detrás, por sorpresa, para ocupar un espacio.
Sucedía que Xhaka estaba cumpliendo la función de "iniciador" del ataque. Su capacidad de distribución en la zona media lo llevó a estar más cerca de los centrales propios que de los rivales. Era Guendouzi quien se soltaba pero siempre quedaba lejos del balón o detrás de la línea del mismo.
Por su lado, Iwobi apuntaba al lateral rival mientras que Lacazette entretenía a su marca pero no se generaba la superioridad numérica. Siempre los del Fulham eran mayoría.
En otra oportunidad, Xhaka -otra vez de iniciador- queda muy lejos del campo rival. La premisa de la sociedad lateral-extremo (Kolasinac por dentro, Iwobi por fuera) cumple su función pero todo se apaga si un mediocampista no perfora la zona media, función clave de los volantes internos con características más ofensivas que defensivas.
Todos van a buscar el posible centro y tanto Guendouzi como Maitland-Niles (el extremo del lado opuesto) quedan lejos de la acción y Lacazette y Aubameyang están marcados.Cabe destacar que el Fulham, dirigido por Claudio Ranieri, dispuso de un sistema de juego parecido con cinco hombres en la defensa, dos volantes y tres en punta, lo que producía, en zona propia, una evidente igualdad o superioridad numérica para recuperar el balón.